jueves, 11 de octubre de 2012

Unidos por la educación pública

En las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires está pasando algo que no debemos ignorar, ni dejar de prestar atención.

El reclamo de los estudiantes y docentes de los secundarios porteños que se viene dando hace ya 4 meses ante la reforma de los planes de estudio sin consulta, el recorte de las horas de materias técnicas por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.
Están tomados en forma de protesta al menos 40 establecimientos. No hubo diálogos desde que se diseñaron los nuevos planes el año pasado (ni siquiera informativos). Fue un proceso que jamás incluyó a los actores implicados y a los beneficiados (o perjudicados) por el mismo, jamás hizo partícipe a los directivos, a los docentes, a los padres, al alumnado.
Tal vez pensando, en una juventud sin compromiso, una juventud lavada, sosa, no crítica, no pensante, como la que ellos intentan fomentar, que aceptaría el cambio sobre la carrera o los estudios que ellos mismos eligieron, sin debate, sin avisos. Pero se encontraron con jóvenes estudiantes preocupados por su futuro, que no quieren tener más horas libres, que quieren que se mejore el nivel de las materias, que no quieren que les recorten las horas de estudio de su especialidad, que quieren ser escuchados. A estos mismos adolescentes se los intenta "demonizar", los provocan por televisión y los quieren tildar de "vagos" por tener ideales, por luchar por una causa verídica. No quieren que esas voces se expresen, que ese reclamo llegue a las calles y que concientice a la gente.
Será por eso que la derecha le teme al voto a los 16: hoy los jóvenes no pueden ser comprados, están alertas, defienden sus derechos, no permiten ser pisoteados y exigen que no los ignoren. Piden que los tengan en cuenta para tomar decisiones que van a afectar y comprometer su educación. Mientras tanto, el Ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, se sigue negando a dialogar y el conflicto sigue. Hace años se viene vaciando de contenido las escuelas públicas de la Capital Federal, menos talleres, menos horas, sin docentes suplentes.
Al PRO no le interesa la escuela pública, ni los hospitales, ni el subte. Les interesa el negociado privado, seguir destinando el presupuesto de la escuela pública a las privadas. La división es clara, por un lado, el gobierno porteño, queriendo destruir y desprestigiar a la educación pública, y por otro, una juventud comprometida, unida y organizada que lucha por defenderla.
Desde el CEIT, difundimos su reclamo y nos sumamos a la lucha de nuestros compañeros estudiantes por una mejor escuela técnica, por la educación pública y gratuita y por una juventud con compromiso social.


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